Fotografia de la Pieza  

Esfinge

bicefala

hitita

 

 

Karkemish. Siglo IX a.C.

Museo de Ankara (Turquía).

 

Alto: 10, ancho: 7

 

Basalto

35 €

 

Karkemish fue una importante ciudad del Oriente Medio que durante siglos fue nudo de comunicaciones entre la costa mediterránea, Mesopotamia y el Asia Menor. Sus ruinas se encuentran cerca de la actual ciudad de Djarablus y formó parte del territorio que los asirios llamaron Hatti, desde el siglo XII a.C. hasta la anexión a su Imperio en el siglo VIII a.C. Este país constituía un conjunto de principados cuyo territorio estuvo sometido anteriormente al Gran Rey, jefe del Imperio Nuevo Hitita.

Pero el nombre de hititas aplicado a sus habitantes no tiene valor étnico, sino territorial, y por eso se les suele llamar neohititas para distinguirlos de los hititas como grupo racial.

Tras las expediciones de Asurnasirpal (884-860 a.C.), la influencia asiria crece en el país hitita. La mejor prueba de ello se encuentra en los bajorrelieves esculpidos en la segunda mitad del siglo IX a.C. en Karkemish, de los cuales es una muestra el original de esta reproducción. Mide 1,10 m. de altura y formaba, alineado con otros similares, la parte baja de un muro junto al que corría una escalera. Estas obras de arte se inspiraron el las mismas fuentes que los relieves de las puertas de bronce de Imgur-Elil, en los cuales se refieren de manera práctica los hechos históricos victoriosos de Salmanasar III.

Así, el viejo arte sumerio inspira lejanamente al arte de Karkemish a través de su heredero, el asirio. Los temas artísticos, que para estos hombres son siempre temas sagrados, pasan de unos a otros, como en el caso de las esfinges, que los asirios utilizaron para representar los genios guardianes de las puertas. Así, genios alados con cuerpo de toro o de león y cabeza humana vigilaban las entradas en el país de Asur, simbolizando la Fuerza y la Vigilancia, y puesto que en la representación de los animales alcanzaron los asirios tan alto nivel, constantemente fueron imitados en todo tipo de esculturas, como lo hicieron los neohititas de Karkemish, quienes dieron similares formas a sus seres guardianes y los representaron como a este hermoso león alado, con la cola erecta y rematada por una cabeza de serpiente. La imagen se complica con la adición de una cabeza de mujer tocada con la tiara hitita, y en ella unos cuernos sobre un mechón de cabellos enrollados.

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