Hacia 1960, aparecieron entre los comerciantes de antigüedades gran
cantidad de vasos con formas de animales, armas y figuritas de bronce, y
también piezas de orfebrería que se suponían originarias del sitio
arqueológico iranio de Amlash.
Sin embargo, muy pronto se descubrió que Amlash era el pueblo donde
los excavadores clandestinos solían vender las antigüedades
encontradas, y que procedían, en realidad, de la región cuyo mayor
enclave es Marlik, en las verdes colinas que dominan el suroeste del Mar
Caspio.
Marlik fue excavada por el profesor Negahban, descubriendo una
necrópolis real cuya cultura puede ser atribuida a los invasores
iranios procedentes del valle de Gorgan, al suroeste del Mar Caspio.
Estas gentes, mezclándose con los autóctonos (a partir del siglo XIII
a.C.), les transmitieron las tradiciones de las grandes civilizaciones
de Asia Occidental. Los dos pueblos se fusionaron creando un arte
particularmente original.
Los bronces ilustran una metalurgia floreciente, gracias a los
yacimientos vecinos de la región caucásica y del centro de la meseta
irania. Los fundidores realizaron con preferencia figuritas de animales
de montaña, especialmente cérvidos en los cuales se manifestaba el
poder vivificante de la Divinidad.
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