El Templo del Sol de Konarak pertenece al tercer y ultimo período
(1100-1250) en la cronología de los templos de la región de Orissa
(costa del Océano Índico). Durante este período los templos ya no son
tan colosales, se advierte una tendencia a “lo barroco”, y termina
la influencia del estilo gupta.
El citado templo, construido durante el reinado de Narasimhadeva I
Ganga (1239-1264), se caracteriza, como otros templos de la India
(Khajuraho, Madura, Balsane, etc.), por el gran número de esculturas
que recubren sus fachadas y muros exteriores. Estas esculturas, la mayor
parte de ellas de aspecto erótico -las maithuna-, han
sorprendido siempre a los occidentales, indignados unas veces por estos
“horrores”, aunque se hayan apresurado a fotografiarlos para
publicarlos después; sin embargo, otros han intentado buscar una
explicación, suponiendo que el pueblo hindú, tan místico y religioso,
debía tener alguna imperiosa razón para admitir tales representaciones
eróticas sobre los muros de los templos donde residían los dioses y
donde les veneraban y rendían culto. Baste aquí decir que para el
hindú no existe el sentimiento del “pecado de la carne”, y por otra
parte, la unión del hombre y la mujer era algo más que un simple acto
sexual, era la representación de la unión y complementación de los
dos grandes aspectos de la dualidad lingam y yoni, un
reflejo cercano al hombre de esa gran dualidad, simbolizando el abrazo o
vínculo entre distintas cualidades, como por ejemplo la fuerza y la
delicadeza, el entendimiento y el sentimiento, etc. También constituía
un símbolo de fecundidad, y en cierta forma, de la unión del alma con
el espíritu.
Una de estas esculturas de Konarak es la que aquí presentamos,
donde puede apreciarse a la pareja, bellamente adornada, en una actitud
amorosa.
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