En un templo de Mayurbhañja que data del siglo IX-X, se desarrolló
una escuela peculiar; una gracia y un encanto raros, tanto en la
plástica como en la ornamentación, que se relacionan con el arte de la
región de Bhañja, en Orissa.
La mayor parte de las imágenes que decoran los templos representan
dioses o parejas divinas en actitudes que hoy veríamos como eróticas
dada nuestra sensualidad, pero que encierran otros significados más
sutiles. Junto a ellas son numerosas las escenas de la vida cotidiana,
lo que refleja la íntima interpenetración de lo sagrado y lo profano
en el pensamiento indo.
Estas imágenes no son nunca retratos ejecutados con una
preocupación por el parecido, sino representaciones idealizadas de los
personajes que se corresponden con los ideales de la filosofía hindú.
El soberano y su esposa eran a menudo considerados como la
encarnación del dios y su compañera, al igual que una madre con su
hijo eran una manifestación de la fecundidad de la Naturaleza. Esto
último lo podemos admirar en esta bella escultura -procedente de la
colección de J. Belty, y actualmente en Museo Guimet-, que presenta con
gran delicadeza a una mujer sonriendo al niño que lleva en brazos.
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