Fotografia de la Pieza  

Garuda

 

 

 

India.

 

Alto: 19, ancho: 10, prof.: 22

 

Bronce

240 €

Bronce fundición

390 €

 

En la escultura sagrada de la India, todos los dioses aparecen representados con la ornamentación y los atributos que a cada uno le corresponden: los objetos que tienen en la mano (armas, estandartes...), su postura, su gesto, su peinado, e incluso la montura (vâhana), que es el animal generalmente unido al dios. Así, el toro está con Siva; Parvati lleva el tigre; Ganesa la rata; Kârtikeya y Saravastî el pavo; Laksmi e Indra el elefante; y Vishnú  el águila de oro, Garuda, el mítico Pájaro-Sol.

Garuda (también llamado Superna) es un ser mitad hombre, mitad águila, sobre cuyo origen existen diversas leyendas. Según una de ellas, Garuda era hijo de Kasyapa y Diti. Esta prolífica dama puso un huevo que, conforme estaba predicho, le iba a dar un libertador de algún gran demonio. Tras un período de quinientos años, Garuda nació del huevo, voló a la morada de Indra, extinguió el fuego que le rodeaba, conquistó a sus guardianes y descubrió el amrita que le permitió liberar a su cautiva madre. Unas pocas gotas de este inmortal brebaje cayeron en algunas hierbas Kusa por lo que llegaron a ser eternamente consagra­das; las serpientes (nâgas, de las que Garuda es enemigo mortal), codiciosas de lamer el amrita, se laceraron sus lenguas con la afilada hierba, de forma que desde entonces han permanecido bifurcadas; sin embargo se aseguraron el don de la inmortalidad al poder beber del amrita.

Tan pronto como Garuda nació, su cuerpo se expandió hasta tocar el cielo; los otros animales quedaron aterrados. Sus ojos eran como relámpagos. Las montañas fueron ahuyentadas con el viento producido por el aleteo de sus alas. Los rayos que salían de su cuerpo pegaron fuego a las cuatro esquinas del mundo. Los aterrados dioses, imaginando que Garuda pudiera ser una encarnación de Agni, acudieron a esta deidad en busca de su protección.

A Garuda se le representa en pinturas y esculturas de varias formas. Algunas veces tiene cara humana y cuerpo de pájaro; otras veces aparece con la cabeza y las alas de pájaro pero cuerpo humano, bien con garras de pájaro o bien con manos humanas, como en la pieza que aquí presentamos, en la cual Garuda muestra un espléndido plumaje en las alas adheridas a sus brazos. Estos se hallan extendidos hacia arriba, terminando en una difícil posición de las manos.

© Taller HORUS