Este Buda de estilo laosiano representa el momento crucial de la
última vida que el Buda Sakyamuni vivió entre los hombres en el siglo
VI a.C.
En efecto, después de haber abandonado voluntariamente el palacio
real de su padre y de haberse separado de su mujer y de su hijo, el
príncipe Siddhârtha se retiró al bosque para meditar sobre la
condición humana, sus desgracias, sus dolores, sus malestares e
intentar encontrar remedio para ellos.
Sus reflexiones lo condujeron a comprender la causa esencial de los
sufrimientos del hombre, la causa de la migración del alma humana a
través de las múltiples reencarnaciones. Ya sólo le faltaba
estructurar su razonamiento antes de volverlo accesible para todos los
hombres y para demostrar que el deseo desencadena las causalidades, las
cuales mantienen el ciclo indefinido de los renacimientos.
Entonces se sentó bajo el árbol de la Sabiduría. Pero
inmediatamente fue asaltado por los ejércitos de un dios temible,
Kâma, Amor, también llamado Mâra, Muerte, el cual
pretendía conservar su imperio. Por su actitud impasible, por el valor
inapelable de su concepción, el Buda Sakyamuni salió vencedor de
esta primera confrontación con el que podemos considerar como el
Demonio.
En señal de supremacía, apela al testimonio de la Tierra y tiende
hacia ella su mano derecha: es el gesto aquí reproducido o Bhoumiparshamudra
(bhoumi = tierra; mudra = gesto).
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