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Medallón

de

Alejandro

 

 

 

Arte Griego.

Hacia 250 a.C.

 

Diámetro: 17

 

Bronce

60 €

 

Bronce

(sobre metacrilato)

95 €

 

En cierto modo, las monedas acuñadas por Grecia son su producto más característico. La independencia y, al mismo tiempo, la interdependencia de sus muchas ciudades-estado se reflejan tanto en la variedad de sus diseños como en la similitud de sus estilos sucesivos. Los griegos inventaron la acuñación de la moneda, ya que, si bien es cierto que en Egipto y Mesopotamia se usaron barras o lingotes de metal para el intercambio, al parecer, las ciudades mercantiles de la Jonia fueron las primeras que estamparon un pedazo de metal con una señal característica que garantizaba su pureza, su peso y su valor, en el siglo VII a.C., probablemente después del 650 a.C. Al principio bastaba para este propósito una simple señal, como por ejemplo un cuadrado incuso. Sin embargo, como era de esperar, en Grecia, estos simples símbolos se convirtieron pronto en emblemas artísticos. Cada ciudad escogió un diseño apropiado; al principio fue generalmente el símbolo de su deidad local, un animal, una planta o un objeto, y más tarde, la cabeza o figura de la misma deidad, un héroe favorito o un grupo mitológico.

A finales del siglo IV se abre un nuevo capítulo en la numismática griega. En el oriente, las conquistas de Filipo y de Alejandro de Macedonia terminaron con la independencia de muchas de las ciudades-estados griegas. Amplios territorios quedaron incorporados bajo el mando de un solo gobierno, y aunque tras la muerte de Alejandro el imperio creado por éste se dividió en tres grandes sectores, también éstos estaban controlados por casas reales: los Antigónidas en Macedonia, los Seléucidas en Siria y los Ptolomeos en Egipto. En muchos casos los diversos estados continuaron usando sus tipos característicos en el reverso de sus monedas, pero, a menudo, se trata de débiles reflejos de los de épocas anteriores. Sin embargo, se produce un hecho que da especial interés a la acuñación helenística: empiezan a aparecer en sus anversos los retratos de sus gobernantes, primero el de Alejandro y luego el de sus sucesores.

Este medallón es justamente la ampliación de una moneda en la que aparece la efigie de Alejandro Magno, al que vemos representado con una diadema, y con cuerno de morueco, o carnero, atributo de Zeus Amón. La deificación del personaje hace pensar que la pieza sea una obra póstuma de la época de Lisímaco, posiblemente hacia el 250 a.C.

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