Agamenón es un personaje en el que la historia y el mito casi van
unidos. A él se refiere Homero en la Ilíada, y también existen
hallazgos arqueológicos que prueban su existencia histórica.
Rey de Micenas y de Argos, hijo de Atreo, nieto de Pelope, biznieto
de Tántalo y de Aeropé, hermano de Menelao, se casó con
Clitemnestra de la que tuvo dos hijas, Ifigenia y Electra, y un hijo,
Orestes.
Tuvo el mando en la expedición contra Troya, después del rapto de
Helena por Paris. Él solo presentó 100 naves, aparte de 60 presentadas
por los arcadios, apareciendo delante de Troya, según Homero, como uno
de los héroes más valientes. Junto a él estaban Aquiles que venía
del norte de Tesalia; Néstor, del Peloponeso; Ulises, de una isla del
mar Jónico; Menelao, que se había impuesto como señor de Esparta por
su casamiento con Helena; y los cretenses.
Sacrificó a su hija Ifigenia para aplacar la cólera de Diana
(Artemisa) y hacer que cesaran los vientos contrarios que retenían la
flota en Aulida (Beocia). Al regresar a su país, después de diez años
de ausencia y de la caída de Troya, con su amante la profetisa Casandra
-hija de Príamo, que le había tocado como botín de guerra-, fue
asesinado por Egisto, primo suyo, que aprovechando su ausencia había
llegado a ser el amante de Clitemnestra; aunque también hay quien
supone que ésta, celosa de Casandra y rencorosa por el sacrificio de
Ifigenia, fue la causante de su muerte. Posteriormente su hijo Orestes
le vengó matando a Clitemnestra y a su amante. Estos trágicos
acontecimientos formaron parte del argumento de la trilogía de Esquilo La
Orestiada.
Agamenón es uno de los personajes más importantes que aparecen en
la literatura clásica. Además de en la Ilíada de Homero y en La
Orestiada de Esquilo ya citadas, aparece en Ifigenia en
Aulide de Eurípides, Electra de Sófocles, Egisto de
Livio Andrónico, Clitemnestra de Nevio, Agamenón de
Atio, Las Troyanas y Agamenón de Séneca, etc.; y está en la
obra de autores posteriores, como Voltaire, Alejandro Dumas, padre,
Alfieri, y otros. También se muestra en numerosas obras de arte,
pinturas, cerámicas, etc.
La pieza que aquí nos ocupa fue descubierta por el arqueólogo
Heinrich Schliemann en la necrópolis del «Agora» de Micenas, en el
año 1876. Schliemann encontró un cementerio real completo: seis tumbas
rectangulares excavadas en el suelo rocoso, que contenían diecinueve
esqueletos y un riquísimo tesoro, sólo superado en cantidad y belleza
por el que Carter encontró en la tumba de Tutankhamon.
Con un lenguaje artístico propio, el orfebre micénico ha pretendido
reflejar la fisionomía de un hombre concreto y del modo más realista
posible. Según se pudo deducir, la máscara -que estaba sobre el rostro
de un esqueleto literalmente cubierto de oro- era del propio Agamenón,
pues, entre otras cosas, la efigie barbada que representa se ajusta a la
imagen que de Agamenón hace la Ilíada: “...llevaba la
vestidura sumamente adornada y sus cabellos y barba rizados al estilo
asirio...”. No obstante, esta hipótesis hay que admitirla con
cautela, pues hay quien afirma que las tumbas del «Agora» de Micenas
son muy anteriores a la segunda guerra de Troya, por lo que la máscara
podría ser de un monarca mucho más antiguo.
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