Leónidas, rey de Esparta, pertenecía a la familia de los Agidas,
era hijo del primer matrimonio de Anaxandrines y hermano y sucesor del
rey Cleomines, con cuya hija Gorgo casó. Subió al trono de Esparta en
el año 490, y durante su reinado, Jerjes, rey de Persia, invadió la
península helénica y ocupó la Macedonia.
El Consejo federal griego acordó enviar un contingente de tropas
escogidas a defender el paso de las Termópilas, estrecho desfiladero
formado por el monte Oeta y el mar, que cerraba el paso de la Grecia
propiamente dicha por el lado de la Tesalia, y cuya anchura en algunos
puntos no permitía el paso de dos carros de frente. El mando del
ejército fue confiado a Leónidas, quien con 300 espartanos marchó a
cerrar el paso a los persas.
Este puñado de héroes, seguros de su muerte, antes de partir,
celebraron sus propios funerales con juegos solemnes a los que
asistieron sus familias; 7.000 griegos se unieron a los espartanos y con
estas fuerzas esperó Leónidas a Jerjes en las Termópilas. Este, que
en el espacio de un año no había visto en Grecia un enemigo, se
admiró de que tan pocos hombres se atrevieran a resistir a los
poderosos ejércitos persas. Invitó a Leónidas a que entregara las
armas, y el espartano le contestó que fuera a tomarlas; el persa le
prometió la primacía de Grecia y cuantos territorios quisiese, pero el
rey de Esparta le contestó que estaban acostumbrados a conquistar las
tierras con las armas, y no comprendiendo tanta heroicidad, le concedió
un plazo de cuatro días para que se rindiera.
Pasado el plazo, los persas atacaron; el combate duró tres días,
los griegos quedaron vencedores y los ejércitos de Jerjes, según
Herodoto, perdieron 20.000 hombres. No obstante, un pastor del monte
Oeta, llamado Efialtes, hizo traición a su patria enseñando a Jerjes
un sendero por el cual sorprendería a los griegos por la espalda.
Leónidas al verse envuelto por los persas yviendo que los
confederados griegos resolvieron retirarse, fiel a la leyes de Esparta,
que le ordenaban morir antes que abandonar el puesto, quedó en las
Termópilas con los 300 espartanos, y después de rechazar por cuatro
veces al poderoso enemigo, cayó combatiendo. Sus compañeros de armas
se dejaron matar alrededor de su cadáver. Esparta recibió la noticia
por el único superviviente de la batalla y contestó por boca de sus
magistrados que los espartanos no habían hecho más que cumplir con su
deber. En el mismo lugar donde murieron estos héroes se levantó un
monumento con esta inscripción, debida al poeta Alceo:
«Pasajero ve y di a Esparta que aquí hemos muerto por obedecer
sus sagradas leyes.»
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