lechuza  

Lechuza

griega

 

 

 

Grecia. Corinto.

Hacia el año 650 a.C.

Original en tierra cocida

policromada.

Museo del Louvre. París.

 

Alto: 6, ancho: 4, prof.: 6

 

Bronce

75 €

Policromado

120 €

 

En la antigüedad clásica la lechuza simbolizaba la prudencia y la sabiduría, por su capacidad de ver en la obscuridad; y era además un ave sagrada, atributo de la diosa Atenea, a la que se asocia porque su mirada recuerda la mirada viva y penetrante de esta diosa. Con Atenea, precisamen­te, se la representaba en muchas monedas: dracmas, tetradracmas, decadracmas...

Nos ha llegado un cierto número de lechuzas corintias, pero es ésta que aquí presentamos la que parece expresar de manera más lúcida e inmediata las cualidades de los artistas corintios: la capacidad de resumir en pocas líneas fluidas y compactas la forma de un animal y, al mismo tiempo, darle vida con toda la simpatía, la frescura, el humanismo y la ternura que con frecuencia los animales suscitan en nosotros.

La invención de la figura negra pasa en Corinto por un período brillante en el que la pintura hace uso de la línea y de la incisión sobre vasos y objetos de pequeña dimensión, con una ejecución muy cuidada. Los motivos decorativos hacen pensar en la imitación de una gran pintura, para siempre desaparecida, pero entonces floreciente.

Esta bella pieza, que en realidad servía como pequeño recipiente para perfumes, ha adquirido una merecida popularidad por haber sido emblema de numerosos textos clásicos en Francia. Constituye una sencilla pero elegante muestra de lo que fue el esplendor artístico griego.

© Taller HORUS