Las Gracias u Horas, llamadas también a veces Cáritas, compañeras
de los dioses y de los héroes, favoritas de Hermes, son un tema
frecuentemente representado en la iconografía de la época helenística
y romana, desde el momento en que se introdujo el uso de representar
desnudas a las divinidades femeninas. Las tres diosas, cuyos nombres
son: Aglae, Talía y Eufrosina, están aquí representadas
sosteniéndose por los hombros, sobre un mismo plano, como si se tratara
de un tema de danza. Pero no bailan, el ritmo que sugiere la flexión de
las rodillas, las caderas a distintas alturas, no es más que el motivo
ampuloso de la época clásica. Es un nuevo ritmo estático donde el
gusto por las formas femeninas y pletóricas ha reemplazado casi
exclusivamente, en el siglo V, al estudio del desnudo atlético.
Las Gracias presiden las buenas acciones, el reconocimiento y todo lo
que el mundo puede ofrecer de agradable, dulce y atractivo. No solamente
dispensaban a los hombres la amabilidad, la jovialidad, un humor benigno
y otras cualidades que constituyen el encanto de la vida, sino también
la liberalidad, la elocuencia y la Sabiduría. Algunas veces aparecen
representadas en medio de sátiros más feos, para indicar que no se
puede juzgar a una persona sólo por las apariencias, y que los defectos
del rostro se modifican por las cualidades del Espíritu y del corazón.
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