Las conquistas de Filipo y Alejandro de Macedonia y los principados
creados por sus sucesores extendieron enormemente las fronteras del
mundo griego, propagando la civilización helenística por un vasto
territorio oriental. Inexorablemente esta expansión produciría cambios
fundamentales en el arte griego. Todos ellos tendían al aumento del
realismo tanto en el modelado como en el movimiento, la expresión y el
carácter de los temas tratados. La máxima ambición del artista
consistía en ser capaz de representar la multiplicidad de planos del
cuerpo humano, sus movimientos, los múltiples pliegues del drapeado,
así como el carácter y la emoción humanos, reproduciéndolos con el
mayor naturalismo posible.
En la realización de este relieve se reconoce la actitud dinámica
del jinete griego, que lleva en su mano una lanza, mientras con la otra
calma a su caballo. Se trata pues de un fiel reflejo del espíritu
griego helenístico, que exalta los valores heroicos y civiles que
llevan a la consecución de la gloria y el triunfo. |