heracles  

Heracles

(busto)

 

 

 

 

Grecia.

 

Alto: 38,2, ancho: 29, prof.: 19

 

Mármol-Bronce

950 €

 

Heracles es el héroe humano por excelencia, sencillo, valiente y bueno; violento y generoso; previsor y temerario; pero también perseveran­te e infatigable. Es el hijo sublime, por sus trabajos gigantescos y sus grandiosas bondades. Es el gran sufriente y el gran perseguido. Pero es también el gran risueño; se ríe de su padecer y no deja de actuar.

Hércules es el genio de la acción inmediata y libertadora, que va derecho al enemigo, que no retrocede ante tarea alguna y que no teme al cielo ni al infierno. Ante lo que suceda sabe que es el hijo de Júpiter y que nada puede apagar la chispa que arde en su corazón. Ningún monstruo se le escapa: ni el jabalí de Erimanto, ni los pájaros del Lago Stínfalo...; no se contenta con llevar a Micenas el famoso Minotauro de Creta encadenado como si fuera un buey de labranza, ni con domar a los caballos antropófagos de Diodemo; necesita desafiar a los monstruos de países desconocidos y ver las maravillas ocultas en el fin de la Tierra. Abate al buitre que devora las entrañas de Prometeo en las cimas del Cáucaso y va a buscar la juventud eterna a la isla de las Hespérides.

En la pieza que aquí presentamos, vemos al héroe revestido con la piel del León de Nemea, cuya caza fue uno de sus doce trabajos. Heracles empezó a dispararle flechas, pero sin resultado; entonces, amenazándole con la maza, le obligó a entrar en su guarida, y obturó una de sus entradas; cogiéndolo luego entre los brazos, lo ahogó. Muerta ya la fiera, Heracles la despellejó y se revistió con su piel; la cabeza le sirvió de casco. Cuenta Teócrito que el héroe estuvo largo tiempo perplejo con esta piel, que ni el hierro ni el fuego podían rasgar. Finalmente, ocurriósele la idea de rasgarla con las propias garras del león, y de este modo consiguió su propósito.

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