Fotografia de la Pieza  

Botella de

perfume

alejandrina

 

Alejandría.

Año 100 a.C.

Original de mármol.

Museo Británico. Londres.

 

Alto: 13, ancho: 4, prof.: 5

 

Resina

95 €

 

El Imperio de Alejandro Magno, así como las monarquías que le sucedieron, transformaron los aspectos de la vida en Oriente, y el arte experimentó el inevitable influjo de este hecho de una manera, si cabe, más radical.

Desplazado el centro de gravedad político, ahora será en Pérgamo, Antioquía, Alejandría y Rodas donde el arte buscará sus formas originales y donde comenzarán a constituirse las distintas escuelas. Las tendencias artísticas refluyen hacia Oriente, y con este contacto quedarán en libertad antiguas cualidades que el clasicismo de Grecia había refrenado: realismo, sentimiento de la vida, amor por la Naturaleza, por lo pintoresco, al movimiento... Atenas perderá la supremacía artística, conquistada en el transcurso del siglo V a.C., y aunque manteniendo un inexcusable prestigio intelectual, no desempeñará más que un papel secundario. Y seráen las nuevas ciudades, erigidas a partir de una moderna distribución arquitectónica, como Alejandría, donde el comercio, la riqueza y la cercanía del poder producirán un arte menor exquisito orientado más a la belleza de lo cotidiano que a lo sagrado.

Para concretar mejor sus nuevas aspiraciones, el artista desarrolla una técnica que no se limita a los recursos clásicos y que no desprecia el trabajo con materiales como el bronce, el vidrio, la madera, las piedras preciosas... Aparece un marcado gusto por lo exótico y así, mientras que la escultura clásica ignora deliberadamente las representaciones de pueblos bárbaros, exceptuando aquellos temas en los que se trata de una victoria sobre ellos, el arte industrial comienza a representar, desde una época temprana, a individuos de otras razas.

El hombre de color, que nunca fue un adversario para el griego y que éste conoció sobre todo por sus relaciones comerciales con África, aparece relegado a la decoración de frascos de perfumes; pero su tipo étnico, fácil de reproducir, se presta a representaciones convencionales y hasta caricaturescas.

El arte helénico tendrá la preocupación de expresar la verdad etnográfica y hasta las diferencias entre los seres de una misma raza extranjera. Abundan las representaciones de jóvenes de color donde se une al atractivo étnico el encanto de la adolescencia. En esta pieza en concreto, el simple frasco ha sido sustituido por una escultura hueca; incluso se enmascara la parte más funcional, como son el cuello y la boca de la botellita, y se sustituye por una especie de sombrero de forma caprichosa. El original de esta reproducción está realizado en mármol.

© Taller HORUS