atleta  

Atleta

etrusca

 

 

 

Etruria. 330-300 a.C.

Original en bronce.

Museo Británico. Londres.

 

Alto: 20,5, ancho: 7, prof.: 4

 

Bronce Fundición

180 €

 

La cultura y el arte de la antigua Italia -anterior a Roma- están representados por numerosos objetos pertenecientes a la Magna Grecia y a Etruria. Los etruscos ocuparon el territorio comprendido entre los ríos Tíber y Arno, la costa del Mar Tirreno y las montañas Apeninas, alcanzando su mayor esplendor entre los siglos VIII y VI a.C. Se distinguieron por una cerámica original de color negro brillante (bucchero nero), pero también desarrollaron una técnica excelente en el trabajo con bronce, como lo demuestran una variedad de piezas: espejos, candelabros, estatuas de dioses y héroes, etc.

Las tumbas etruscas nos han proporcionado gran cantidad de objetos domésticos, mobiliario y otros enseres que los etruscos utilizaban en su vida cotidiana, por los cuales se conocen sus diversiones predilectas: espectáculo del Phersu, juegos gladiatorios, banquetes, deportes, etc. Todo lo cual nos habla de una civilización urbana, muy refinada, en la cual la presencia de la mujer juega socialmente un destacadísimo papel.

La pieza que aquí nos ocupa representa a una joven atleta con un objeto en la mano, probablemente una canastilla semejante a las que se utilizan actualmente en “cesta-punta”. En la antigüedad clásica, las jóvenes y mujeres tenían un festival reservado para ellas: “Los Juegos Hereos”, a los que se refiere  Pausanias. Las vencedoras reciben en premio coronas de olivo y parte de una vaca sacrificada a Hera, y además pueden dedicar estatuas con su inscripción. Los Juegos Hereos son las secuelas de una fiesta matriarcal prehelénica en honor de la Diosa Madre de la Tierra, que se identificará más tarde con Hera.

La joven se halla desnuda, algo natural en el arte clásico, pero recordemos también que la palabra «gimnasia» deriva del término griego gymnos, que significa «desnudo». En esta desnudez de las jóvenes, escribe Plutarco, “nada había de deshonesto, porque la acompañaba el pudor y estaba lejos de toda lascivia”.

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