Las metopas incorporadas al muro de la cella, en las fachadas
oriental y occidental del Templo de Zeus en Olimpia, representaban los
trabajos (erga) de Heracles. Resulta ser un lugar adecuado para
ello, puesto que Heracles, no sólo es el hijo de Zeus, sino que además
instauró los Juegos Olímpicos, según atestiguó Píndaro en Las
Olimpicas (II, 3-4). El estilo de los relieves de las metopas de
Olimpia, al igual que las esculturas de los frontones, es heroico
-dorio- sin detalles frívolos, pero de una gran belleza.
La metopa que aquí presentamos muestra una escena de uno de los doce
trabajos de Heracles: el de recoger las manzanas de oro del Jardín de
las Hespérides. Según el mito, durante la ascensión al monte
Cáucaso, Heracles liberó a Prometeo, cuyo hígado era devorado por un
águila y se regeneraba al momento. Agradecido, el gigante le aconsejó
que no cogiera por su propia mano las manzanas maravillosas, y que
encomendara esta misión a Atlas. Cuando Heracles llegó al país de los
Hiperbóreos, fue al encuentro del gigante Atlas, que sostenía el Cielo
sobre sus hombros, y le ofreció aliviarlo de su carga el tiempo que
necesitara para ir a recoger tres manzanas de oro en el Jardín de las
Hespérides, que se hallaba contiguo, a lo cual Atlas asintió de buen
grado.
Heracles, con la cinta de los héroes cubriendo sus sienes, se
prepara para reemplazar a Atlas en la tarea de sostener la bóveda
celeste con ayuda de su protectora Atenea. Sus cabellos están marcados
sólo por la línea de la frente, y forman con la barba una masa
compacta casi sin detalle. La composición es muy sencilla, basada en
tres figuras verticales, y el estilo lleva la impronta de sobriedad y
plasticidad típica del período severo. A pesar de la simplicidad, la
abstracción, y la estilización de las formas, no puede decirse que las
figuras denoten frialdad, sino más bien serenidad, fuerza y una
dignidad sublime.
|