apolo  

Apolo

piombino

 

 

 

Grecia.  Preclásico.

Siglo V a.C.

Original en bronce.

Museo del Louvre. París.

 

Alto: 27, ancho: 21, prof.: 17

 

Bronce

595 €

Bronce fundición

975

 

Esta hermosa pieza es el busto perteneciente a una estatua de cuerpo entero del Apolo Piombino, llamado así por que fue rescatado del mar en la costa de Piombino (Toscana), frente a la isla de Elba, en el año 1832.

Obra equilibrada, de un refinamiento sorprendente en ciertos detalles, como en las incrustaciones de cobre rojo que marcan la punta de los senos, el Apolo Piombino es difícil de fechar con exactitud. El tocado con bucles y moño es netamente arcaico, pero el rostro tiene ya un carácter clásico. Estas disparidades explican que a veces se haya querido ver en esta estatua una imitación arcaizante del siglo I. Sin embargo, una inscripción en dialecto dórico con letras de plata incrustadas bajo uno de sus pies, permiten afirmar que pertenece a alguno de los grandes centros de la escultura dórica, y a alguna de sus principales figuras, como Canachos de Sicyone, cuyo Apolo Philesios del Templo de Dydimo, en Mileto, recuerda cuando menos en la postura y el gesto a este Apolo Piombino. Sin duda es la obra de un artista del Peloponeso, aunque quizá instalado en las colonias dóricas de la Magna Grecia, es decir, en Italia.

La posición de la mano izquierda de la estatua, en actitud de asir el arco y la flecha, confirman que se trata de una representación de Apolo, el dios juvenil, dios de la poesía, de la música, de la elocuencia, de las profecías, de las letras y de las artes.

Apolo, hijo de Zeus y Leto, es representado siempre como el más hermoso de los dioses, alto, notable especialmente por sus largos bucles negros de reflejos azulados, como los pétalos del pensamiento. No es de extrañar que tuviese numerosos amoríos con Ninfas y con mortales. Así, amó a la Ninfa Dafne, hija del dios-río Peneo, en Tesalia. De la Ninfa Cirene engendró al semidios Aristeo. También tuvo aventuras con las Musas, cuyo culto iba ligado al suyo. Con la Musa Urania engendró a los músicos Lino y Orfeo.

En Delfos, Apolo mató con sus flechas a un monstruo dragón llamado Pitón (o Delfine), encargado de proteger un antiguo oráculo de Temis, pero que se entregaba a toda clase de desmanes en el país, enturbiando los manantiales y arroyos, robando los ganados, asolando la fértil llanura de Crisa, y asustando a las Ninfas. En recuerdo de su hazaña se fundaron en su honor los llamados Juegos Píticos, celebrados en Delfos.

Como dios de la música y la poesía, Apolo era representado en el monte Parnaso, donde presidía los concursos de las Musas. Y al mismo tiempo era un dios guerrero, capaz de enviar desde lejos, con su arco y sus flechas, una muerte rápida y dulce.

Augusto, primer emperador de Roma, adoptó a Apolo como protector personal.

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