Se trata de una de las representaciones más sugerentes que nos ha
legado el arte paleolítico. Encontrada en 1922 por Saint Perrier en la
cueva de Les Rideaux (Alto Garona), estaba en el nivel
arqueológico del Auriñaciense Superior o Gravetiense. Esculpida en
marfil de mamut, mide 14,7 cm. de altura y tiene unos senos algo
deteriorados, aunque en nuestra réplica los hemos restaurado para poder
percibir cómo era en su estado original.
Su conformación presenta una notabilísima simetría hasta el punto
de que puede inscribirse en un rombo isósceles. el cuero
cabelludo llega por detrás hasta los omoplatos, recordando así el
peinado de las doncellas senegalesas. El tórax se presenta plano
y los hombros delgado y caídos.Los senos, enormes y colgantes, caen
suavemente sobre un abdomen corto y abombado.
Por otra parte, esta Venus presenta unos brazos realmente pequeños y
replegados sobre el pecho, en la misma posición que la conocida Venus
de Willendorf. Sus nalgas son voluminosas y prolongadas hacia los
lados, de forma que se unen a los muslos en un profundo surco.
Finalmente, las piernas, muy cortas, presentan en su parte anterior una
especie de faldita triangular cubriendo parte de los muslos.
Estas representaciones paleolíticas de Diosas Madre o Venus, y aun
las neolíticas, siguen siendo motivo de profundas
investigaciones.Símbolos de la vida, no son esencialmente sensuales,
sino más bien expresión de la gran idea básica de procreación,
fecundidad y continuación de la vida.
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