El exponente más perfecto de una sociedad y de una época son sus
lecturas. Con edificantes relatos y sermones se contentó la sociedad
gótica hasta finales del siglo XIII; pero en este momento la literatura
profana aumentó el número de lectores debido a la difusión de textos
en lengua vulgar y al mayor número de laicos que sabían leer. Y
donde encontramos fiel indicación de los asuntos literarios preferidos
de la sociedad cortés y galante de los siglos XIV y XV es en las
ilustraciones de relieves de marfil, objetos de tocador, espejos,
cajitas, recipientes,etc.
En algunos casos estas ilustraciones describían escenas de los
numerosos textos góticos derivados del Ars Amandi. De esta
copiosa literatura han perdurado relatos como el episodio de Paolo y
Francesca de La Divina Comedia, la leyenda de Píramo y Tisbe,
Tristán e Isolda, El Libro del Buen Amor, Lancelote y la reina Ginebra,
el Romance de la rosa, y otros.
El recipiente que aquí presentamos está adornado con escenas de lo
que ha venido a denominarse «amor cortés» entre un caballero y una
dama. Las ilustraciones nos muestran paseos por el campo, el
cortejo, la seducción, etc. Estos asuntos enojarían por su frivolidad
si no fuera porque se encuentran en objetos pequeños y de uso
profano. No pasan de ser objetos de tocador; y es entonces cuando
cobran interés, porque revelan cómo la fantasía caballeresca
penetraba hasta en los gabinetes femeninos. |