Fotografia de la Pieza  

Jesús y la

cananea

 

 

Arte alemán.

Finales siglo X.

Original de mármol.

Museo Vivenel Compiègne

(Oise). Francia.

 

Alto: 8, ancho: 8

 

Mármol-Resina

sobre metacrilato

75 €

 

Los versículos 22 a 28 del Capítulo XV del Evangelio según San Mateo nos describen el episodio de la mujer cananea, a cuya hija curó Jesús:

«Una mujer cananea de aquellos contornos comenzó a gritar diciendo: Ten piedad de mí, Señor, Hijo de David; mi hija es malamente atormentada por el demonio. Pero El no le contestaba palabra. Los discípulos se le acercaron y le rogaron diciendo: Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros.  El respondió y dijo: No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la Casa de Israel. Mas ella, acercándose, se postró ante El, diciendo: ¡Señor, socórreme!. Contestó El y dijo: No es bueno tomar el pan de los hijos y arrojarlo a los perrillos. Mas ella dijo: Cierto, Señor, pero también los perrillos comen las migajas que caen de la mesa de sus señores. Entonces Jesús dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe!, hágase contigo como tú quieres. Y desde aquella hora quedó curada su hija».

La representación escultórica que aquí presentamos recoge el momento en que la cananea se postra ante Jesús rogándole.  Los discípulos contemplan la escena, y llama la atención el tamaño de las manos que tiene el que está detrás de Jesús.  Este detalle, junto con el estilo general de la pieza, de algún modo, denotan una tendencia a lo que podría llamarse «representación metafísica» o simbólica de las cosas y seres -típica del arte egipcio-, en la que se menosprecia la apariencia exterior y lo que los sentidos perciben, y trata de mostrarse el ser o «naturaleza esencial» de esas cosas o seres.

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