Fotografia de la Pieza  

Exvoto

iberico

(hombre brazos

abiertos)

 

 

España

Hacia el siglo V a.C.

 

Alto: 8, ancho: 5

 

Bronce Fundición

100 €

 

Se llama Cultura Ibérica a la resultante de la influencia de las culturas orientales, a través de la púnica y la helénica, sobre los habitantes del sur y de este de la Península Ibérica, de la cual tomó su nombre. Esta cultura tiene vida propia entre el siglo VI a.C. y la época de la romanización, aproximadamente.

Es la más antigua cultura española de la que poseemos suficientes vestigios como para tener un panorama más o menos completo; y aunque nos falte el elemento que nos pone más fácilmente en comunicación con los pueblos desaparecidos, la escritura, no por eso dejamos de tener referencias escritas de ella en base a los textos clásicos latinos y griegos.

Cultura más guerrera que comercial, los restos que de ella tenemos demuestran su amor por el arte y su voluntad de rodearse de un mundo en el que lo importante no fuera solamente la utilidad funcional de los objetos, sino también la cualidad moral de la belleza de las cosas.  Así, armas, cerámicas, santuarios, vajillas y tocados nos hablan de una vida posiblemente dura, pero no tosca.  Este respeto por lo bello les llevó a admirar y adaptar los estilos artísticos de las culturas más refinadas de la época, las orientales, que crearon dos áreas de influencia: en el este, el arte griego era admirado e interpretado, y en el sur, la influencia fenicia que sirvió de mediadora a las civilizaciones semíticas, y aun a la egipcia.

Su escultura no se limitó con ningún tipo de material concreto, pero por las dificultades de conservación sólo nos han llegado obras de piedra y de bronce. Las obras de bronce aparecen sobre todo en depósitos de pequeñas estatuillas, en santuarios repartidos por la Península, situados en cuevas y al abrigo de manantiales. Las más señaladas se encuentran en las provincias de Jaén, Murcia y Albacete, siendo Santa Elena, el Castellar de Santiesteban y el Collado de los Jardines, los lugares que más cantidad de exvotos menores han proporcionado. Las figuritas son de pequeño tamaño: generalmente miden de 8 a 10 cm. de altura.

Estos exvotos simbolizan donaciones al santuario mediante las cuales el devoto quedaba a amparo de la Divinidad, siendo muchas de ellas como pequeños alfileres con cabeza humana, estilización simbólica donde la cabeza es siempre lo más importante.

Se advierten tres tipos de gestos en las estatuillas: de ofrenda (con las manos extendidas, presentando la ofrenda), de libación (mujeres y guerreros que llevan un vaso sagrado) y de oración (con los brazos extendidos mostrando la palma de las manos, con las manos replegadas sobre el pecho o el vientre, con un brazo a lo largo del cuerpo y el otro implorando, o con los dos brazos caídos).

Estos hallazgos nos han permitido construir los atuendos y tipos de la época: guerreros con falcata o rodela, damas con manto y una especie de mitra que recuerda a las peinetas, túnicas cortas y togas en la época de la romanización...

Las actitudes suelen ser dignas y solemnes: los guerreros presentan armas o las ciñen altivamente; las damas cruzan sus manos sobre el pecho envolviéndose completamente en un manto.  Abundan, sobre todo, representaciones de caballos montados por sus jinetes, caballos y bueyes tirando del sencillo carro íbero de dos ruedas.

Aunque este arte aparezca rudo y semi-manufacturado, y con tipos repetidos, sus obras poseen la especial característica de no ser nunca iguales, ya que cada una está sacada de un molde diferente por el procedimiento de la cera perdida. Por su estilo arcaizante, estos exvotos enlazan con las figuras etruscas y griegas, repitiendo rasgos del arte corintio.  pero los objetos encontrados junto a ellos indican que los tipos perduran hasta muy avanzada la época imperial romana, cuando ya en los países de origen otras formas de arte dejaban estos modelos en el recuerdo. Este rasgo de aceptar lo mejor de otras culturas y reelaborarlo como propio dándole nueva vida, es una característica que se va a repetir en la historia del arte y la cultura españoles, y de la que estos exvotos son un pequeño pero orgulloso testimonio.

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