Fotografia de la Pieza  

David

 

 

 

Florencia.

Entre los años 1501 y 1503.

Academia de Florencia.

 

Alto: 17, ancho: 11, prof.: 11

 

 

Mármol

500 €

 

Bronce

700 €

 

Hay en la Historia una etapa gloriosa a la que los hombres, asombrados por sus logros culturales y artísticos, no supieron calificar sino con una palabra equivalente al inicio de la vida: Renacimiento.

Un bloque de mármol de cinco metros y medio de alto al que se llamaba El Gigante, yacía en un patio cercano a la Catedral de Florencia desde 1460. Había sido previsto en un principio para la Catedral, pero tras varios planes abortados, plazos incumplidos e inclusive algún intento fracasado, el proyecto se desechó. Trabajar en un bloque de semejantes proporciones era el sueño de todo artista del Renacimiento.

En 1501, cuando el nuevo orden republicano intentaba demostrar su confianza en el futuro encargando una estatua colosal, los primeros nombres que se barajaron fueron los de Leonardo da Vinci y Andrea Sansovino.  En cualquier caso, el encargo le fue adjudicado a Miguel Ángel a los tres meses de su llegada a Florencia, garantizándole un salario por dos años. Miguel Ángel comenzó entonces a trabajar al amparo de una estructura de madera que le ocultara de miradas inoportunas.  Se acordó que la estatua fuese de David, el héroe bíblico que mató al gigante Goliat, pues parece ser que los florentinos se sentían identificados con este personaje, conscientes de que su ciudad, como David, era pequeña y grande a la vez.

El David de Miguel Ángel no es, sin embargo, un niño en actitud desafiante -pues verdaderamente habría resultado un extraño coloso-, sino una soberbia criatura en todo el esplendor de su juventud, y los florentinos reconocieron en él de inmediato una de las obras maestras de su época. Esta obra encarna todo lo que los escultores del siglo XV habían intentado alcanzar en cuanto a perfección y realismo, e incluso lo sobrepasa al expresar un apasionado sentido de la vida interior e idealismo.  El David rivalizó, por méritos propios, con las mejores obras conocidas de la antigüedad, lo cual constituía en sí mismo el acontecimiento más apasionante para el artista de este período, condicionado como estaba a referirse a las obras maestras clásicas en términos de "renacimiento" más que de originalidad o avance.

La rapidez con que Miguel Ángel realizó el David impresiona aún más si tenemos en cuenta que trabajó simultáneamente en varios proyectos diferentes. El coloso quedó terminado en 1504, siendo nombrado un comité para decidir el lugar donde se exhibiría y dando cita a todos los genios del momento: Leonardo da Vinci, Botticelli..., aunque posiblemente la elección le correspondió al mismo Miguel Ángel.  Cuarenta hombres transportaron el David hasta la Piazza della Signoria, principal de Florencia, realizando el trabajo con tal precaución que requirió cuatro días.  El David se presentó oficialmente el 8 de septiembre de 1504.

El David es un culto a la belleza masculina, a la vez real e ideal, en una clásica actitud de calma, con el peso sobre una pierna y la otra ligeramente curvada, combinando así la inmovilidad y la promesa de movimiento. Esta relajación contrasta con la fuerza que expresa su dilatada y venosa mano derecha, con la tensión de la cabeza y del cuello, y con la ansiedad de los rasgos. Aquí, por primera vez, Miguel Ángel consiguió lo que luego sería característico en él: hacer del esplendor físico el vehículo de expresión de las emociones e ideas.

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