Esta figurita funeraria representa al príncipe heredero Khamouaset,
hijo de Ramsés II. El príncipe fue enterrado en el Serapeum de Menfis,
donde ejercía como Gran Sacerdote del Dios Ptah.
De profunda erudición y amante de los textos antiguos, se ocupó de
restaurar las tumbas de la necrópolis menfita, y especialmente la
pirámide de Unas, construida mil años antes. Desde este punto de
vista, se puede decir que Khamouaset fue el primer arqueólogo del
Antiguo Egipto.
Este ushabti -sirviente que el difunto se llevaba al más
allá- representa al heredero con una peluca corta y un mechón de pelo
que le cae por el lado, atributos de los Grandes Sacerdotes de Ptah.
Sostiene en sus manos el Pilar de Osiris y el Nudo de Isis, como si se
encomendara a ellos. Un pendiente con los jeroglíficos del Reposo
Temporal y de la Vida evoca la condición del difunto, de la cual
surgirá victorioso.
La envoltura momiforme lleva una inscripción (capítulo VI de El
Libro de los Muertos, la fórmula más común en estas estatuillas)
que recuerda que debía sustituir al muerto en las tareas más duras.
Otro texto se refiere al culto de Ra: Que puedas ver el Disco, que
puedas adorar al Sol. Esta fórmula, aparecida en el reinado de
Amenofis III, nos muestra la prolongación de las creencias funerarias
de la época de Amarna y su reforma en la religión ramésida. |