Tutankhamon

(pequeño)

 

 

Egipto. Arte Amarna.

Imperio Nuevo. Dinastía XVIII.

Museo Egipcio. Turín. Italia.

 

Alto: 10, ancho: 7, prof.: 8

 

Mármol-Zirconio

90 €

 

El niño Tutankhatón (imagen viviente de Atón) sucedió en el trono de la Doble Corona a su enloquecido padre adoptivo Akhenatón, que fue probablemente envenenado o se suicidó bebiendo vino emponzoñado.

Bajo la tutela de los repuestos Sacerdotes de Tebas, que contaban con el apoyo del pueblo, cambió su nombre por el que hoy todos conocemos: TUTANKHAMÓN. Murió de forma repentina, pues tuvo que ser enterrado en una tumba secundaria preparada por un funcionario llamado Ai (Ojo), y se discute sobre si dejó hijos. Fue precedido, aparentemente durante muy poco tiempo, por Smenkhkare (Ankhkheperure) y sucedido también fugazmente por el mencionado Ai (Kheperkheperure). Pero nada sabemos con certeza hasta el advenimiento del caudillo llamado Horemheb (Djeserkheperure), que fue el que reordenó Egipto y le abrió paso a su última etapa de esplendor con los Ramésidas.

Del joven Faraón no sabemos que haya realizado ninguna proeza, pero los Sacerdotes de Tebas quisieron, a través de él, restaurar con todo esplendor su Poder Espiritual, a la vez que le sobreprotegieron en un verdadero alarde de riqueza y de conocimientos mágicos. La acumulación de objetos de diferentes épocas y naturalezas demuestra que no se trata de un enterramiento “normal” y el enigmático Destino quiso que llegase hasta nosotros prácticamente intacto, pues los saqueadores o últimas bandas revolucionarias sólo pudieron penetrar en el corredor y la primera sala. Tal vez la cantidad inesperada de objetos les demoró y alguna patrulla de la “Policía del Valle” les sorprendió, reponiendo las cosas rápidamente y llamando a un Sacerdote de Anubis para que colocase los Sellos del Chacal sobre los falsos muros que hacían las veces de puertas.

A Howard Carter debemos, con la dudosa financiación de Lord Carnavon (éste se dedicaba, entre otras cosas, al tráfico ilegal de antigüedades), el que tantos tesoros hayan llegado con muy poca merma a ser expuestos en el Museo de El Cairo, y luego en muchos otros países.

Este busto del Faraón es del estilo amarniano impuesto por Akhenatón, que con algunas reformas sobrevivió durante el reinado de Tutankhamón y sus sucesores.

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