Este toro de bronce procede del Serapheum de Menfis
descubierto en 1851 por A. Mariette Bey, auténtica necrópolis de los
toros Apis, con una imponente cripta subterránea de dos mil pies de
largo y veinte de ancho, que contiene las momias de treinta toros
sagrados.
El
toro Apis era el animal consagrado a Ptah, el dios creador por el
pensamiento. En el período predinástico, Ptah debía tener el aspecto
de un toro o buey, pero ya en las primeras dinastías, una vez que su
culto fue en parte suplantado por el de Osiris, aparece como un dios
momificado. Y ya en la época de la dinastía macedonia (332 a 304
a.C.), la mitología egipcia se condensa en un dios, que, aunque parece
muy moderno, debía ser muy antiguo; se trata de Serapis, resultado de
la fusión de Osiris y el toro Apis, y cuyo culto estaba localizado en
Menfis, la misma ciudad que rendía culto a dios Ptah.
La elección de un toro Apis exigía largas investigaciones, ya que
tenía que responder a criterios muy precisos; como presentar
especialmente manchas blancas sobre su pelaje negro: triángulo en la
frente, luna creciente en los flancos, etc. Su entronización, así como
sus funerales, eran tan dignos como los de un faraón.
El animal es representado generalmente en actitud de marcha, la
frente ornada con el disco solar y el oreus. Collar, tapiz,
halcón y escarabajo alado, a menudo finamente cincelados, son muy
característicos en el ornato de su ropaje. |