Toro Apis

 

 

 

Egipto. XXVI Dinastía.

Año 550 a.C.

Original de bronce.

Museo del Louvre. París.

 

Alto: 11, ancho: 4, prof.: 12

 

Bronce

150 €

 

Este toro de bronce procede del Serapheum de Menfis descubierto en 1851 por A. Mariette Bey, auténtica necrópolis de los toros Apis, con una imponente cripta subterránea de dos mil pies de largo y veinte de ancho, que contiene las momias de treinta toros sagrados.

El toro Apis era el animal consagrado a Ptah, el dios creador por el pensamiento. En el período predinástico, Ptah debía tener el aspecto de un toro o buey, pero ya en las primeras dinastías, una vez que su culto fue en parte suplantado por el de Osiris, aparece como un dios momificado.  Y ya en la época de la dinastía macedonia (332 a 304 a.C.), la mitología egipcia se condensa en un dios, que, aunque parece muy moderno, debía ser muy antiguo; se trata de Serapis, resultado de la fusión de Osiris y el toro Apis, y cuyo culto estaba localizado en Menfis, la misma ciudad que rendía culto a dios Ptah.

La elección de un toro Apis exigía largas investigaciones, ya que tenía que responder a criterios muy precisos; como presentar especial­mente manchas blancas sobre su pelaje negro: triángulo en la frente, luna creciente en los flancos, etc. Su entronización, así como sus funerales, eran tan dignos como los de un faraón.

El animal es representado generalmente en actitud de marcha, la frente ornada con el disco solar y el oreus.  Collar, tapiz, halcón y escarabajo alado, a menudo finamente cincelados, son muy característicos en el ornato de su ropaje.

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