Sekhmet es la diosa con cabeza de leona, ejecutora violenta del
Destino Inexorable (relacionado con la Némesis de los griegos y
el Fatum de los romanos). La ciudad de Menfis rendía culto a
esta diosa, hija del dios Ra, el Sol creador, y esposa de Ptah, dios
pacífico y tranquilo, protector de los artistas. Se le llamaba «La
Poderosa», «La Señora», y su energía alcanzaba incluso a los
guerreros, quienes también la tomaron como patrona, ya que Sekhmet es
la diosa de la guerra.
Representa la voluntad y la fuerza del alma. Simboliza el destino,
entendido éste como aplicación de la ley de causa y efecto, es decir,
ejecuta sobre la Tierra los designios divinos. Sus garras tenían fama
de alcanzar a todo hombre que faltase a la ley.
Entre los antiguos egipcios la observación del ciclo anual del Nilo,
con las crecidas del río alternando con las sequías, creó el mito de
esta diosa. Shu, el espíritu, y Thot, dios de la sabiduría, fueron a
buscarla a los desiertos orientales de Nubia, donde habitaba, y
consiguieron apaciguarla. La leona de fuego tomó entonces el carácter
de diosa-gata Bastet, felina amable, que era quien traía las crecidas
fertilizantes del Nilo.
En la pieza que aquí presentamos, Sekhmet lleva sobre la cabeza la
cobra erguida (el Oreus, símbolo de la atención continua), los
cuernos de Hathor, el disco solar, y las plumas de Amón. |