A partir del Imperio Nuevo, los sarcófagos aparecen adornados con
imágenes funerarias, de forma que el primitivo prisma de piedra viene a
representar toda una escena.
En el sarcófago reproducido en estas estatuillas, el cuerpo (del
difunto en un caso y de la pareja yacente en el otro) envuelto
totalmente salvo la cabeza, reposa sobre un ligero lecho con patas
leoninas rodeado por diversos seres. Sobre el pecho apoya sus manos el Baí.
El Baí es uno de los principios o cuerpos sutiles e invisibles
que para el egipcio formaba parte en la constitución del ser humano, y
se separaba de éste con la muerte del cuerpo físico. Así pues, el Baí,
representado mediante un ave imaginaria con cabeza humana -generalmente,
de rasgos faciales semejantes a los del difunto-, se encuentra
separándose ya del cuerpo.
En la cabecera, una representación de la diosa Neftis se arrodilla
teniendo en sus manos el sello chenou, representado por el
círculo. En la cabeza porta el emblema que la identifica, y a los pies
la diosa Isis completa la escolta del difunto. Ambas diosas, hermanas en
el mito, se encuentran presentes en la muerte del difunto como lo
estuvieron en la de Osiris, según el mito y la analogía que identifica
al momificado con este dios. |