En la religión egipcia vemos dos grandes luchas entre los
principales dioses del panteón. En primer lugar, Osiris (el Bien) es
despedazado por su hermano Seth (el Mal).Más tarde, Horus, el hijo de
Osiris y de Isis, venga a su padre luchando con Seth. En esta lucha
Horus pierde la vista física y adquiere la vista espiritual, el Oudjhad
o el ojo de luz.
Para los egipcios, el ojo posee una luz en sí mismo que proyecta al
encuentro de la luz exterior. Es el contacto de dos fuegos que dan
nacimiento al fenómeno de la visión (es la Sabiduría del Alma que nos
permite aprender, y, por tanto, recordar).Este ojo luminoso guía
las barcas de los dioses en las aguas del espacio.
Simboliza, con su lágrima, el sacrificio de la divinidad para dar
nacimiento al Universo. Y, con la varilla en espiral, el sendero de la
Iniciación por donde el candidato sube hasta el mundo de la Luz. |