Osiris

Psamético

(Cabeza)

 

Último soberano de la

XXVI Dinastía saíta.

Museo del Louvre. París.

 

Alto: 28, ancho: 11, prof.: 19

 

 

Basalto

295 €

 

Este magnífico rostro, impregnado al mismo tiempo de un gran encanto y de una dulce serenidad, se corresponde totalmente con la renovación artística que se produce en Egipto en la XXVI Dinastía, época llamada saíta, ya que la capital se instala en Sais, en el Delta, o también neomenfita, porque los escultores se esforzaron en encontrar de nuevo la inspiración en el arte de los talleres menfitas de la época de las pirámides.Estamos pues en el siglo VII a.C., y pronto la influencia de la Hélade se dejará sentir en el rostro de las estatuas.

Esta fisonomía está tratada en un estilo mixto, ya que su expresión, muy típica de la época, ilumina un rostro.  Una figura lograda, sin embargo, con ciertos artificios arcaicos como estos ojos pintados de las estatuas reales del período clásico. Hay dudas en reconocer, en este retrato de la época de Psamético, la imagen del soberano mismo; podría ser que estuviésemos en presencia de la cabeza de una estatua del dios OSIRIS ornada con un tocado análogo al del rey del Alto Egipto, la mitra -adornada con la cobra erguida sobre la frente- pero cuyos rasgos recuerdan a los del faraón de la época.

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