Niña

amarniana

 

 

Egipto. Tel-el-Amarna.

Hacia 1350 a.C.

Original de calcita.

Museo del Louvre. París

 

Alto: 18, ancho: 10, prof.: 9

 

 

Mármol

150 €

 

El Faraón Amenofis IV provocó el período de cambio más espectacular de toda la historia conocida de la cultura egipcia: Arte, Política, Religión... En el aspecto religioso, base y fundamento de todos los otros, sustituyó a Amón, el Sol interior, por Atón, el gran disco solar en su aspecto físico. Empezó por trasladar la capital del Imperio a un desértico lugar que en sólo tres años convirtió en florido y suntuoso paraje: Tel-el-Amarna. Además, no sólo cambió su nombre por el de Akenatón, sino que hasta hizo mudar su aspecto físico en las representaciones a él dedicadas; por lo menos para los retratos oficiales se hizo representar con facciones enteramente opuestas al tipo tradicional del faraón, grave y atlético. Rechazando antiguos moldes, llegó a degenerar en un personaje demacrado y grotesco, retratándose con una exhibición de naturalismo y simplicidad que sorprende en un monarca egipcio del segundo milenio antes de nuestra era.

Akenatón supo rodearse de artistas que deseaban el mismo cambio, creándose así la escuela artística de Tel-el-Amarna, que permaneció durante todo su reinado. Especial entusiasmo tenía por las formas vivas, la realidad corporal y animada de los seres vivificados por los rayos de Atón, el gran disco solar. Ciertamente, esta escuela influyó a toda la XIX Dinastía.

Por la perfección de su modelado, la pieza que aquí presentamos pertenece sin duda a finales del régimen de este Faraón. Esculpida en calcita, ahora restaurada, seduce por su juventud y graciosa sonrisa. El rostro, de una gran delicadeza, está enmarcado por una peluca corta de la que se escapa un pesado mechón de cabello, único elemento que rompe la simetría. Nótese cómo las mejillas parecen estar trazadas a compás, y que los cabellos, en forma de corona, forman por arriba como el tercer lado de un triángulo curvilíneo de lados iguales. Aunque la niña representada no ha podido identificarse, todo hace suponer que se trata de la princesa Makit-Atón, hija de Nefertiti y Akenatón.

© Taller HORUS