Merit-Aton

(busto)

 

 

Valle de los Reyes. Tebas. Egipto.

Imperio Nuevo. Dinastía XVIII.

Hacia 1345 a.C.

Original en alabastro.

Museo de El Cairo.

 

Alto: 17, ancho: 15, prof.: 15

 

 

Mármol-Alabastro

250 €

 

Este precioso busto de alabastro, representando probablemente a Merit-Aton («la amada de Atón»), la mayor de las princesas hija de Akhenaton y Nefertiti, es un digno ejemplar del arte de Tell El-Amarna.  Fue encontrado en la tumba conocida como «el escondite de Amarna», en el Valle de los Reyes, en Tebas, habiéndose promovido grandes discusiones sobre la identidad de su titular, debido a la multiplicidad de inscripciones reales y a las numerosas raspaduras, claro indicio de las usurpaciones de que fue objeto.  Probablemente uno de los titulares fue Smenkaré, presunto hermano y colaborador de Akhenaton, y esposo de Merit-Aton; aunque también hay quien afirma que tanto la tumba como este busto corresponden a la reina Tiyi, esposa de Amenofis III el magnífico.

Lo que sí puede asegurarse es que esta pieza es la tapa de uno de los vasos llamados canopes por los griegos, que eran utilizados en el proceso de momificación.

La momificación era un medio que permitía al difunto efectuar, en las mejores condiciones posibles, su viaje al más allá, para acceder a la inmortalidad.Duraba sesenta días, durante los cuales el cuerpo era tratado por sacerdotes y técnicos.  Tras muchos baños y tratamientos, los restos extraídos, perfectamente limpios y sumergidos en esencias aromáticas, se introducían en cuatro vasos canopes, cuyas tapas representaban a los cuatro hijos de Horus (los cuatro elementos, las cuatro fuerzas).  Una con cabeza de chacal, Duamutef, en cuyo vaso se depositaba el estómago; otra con cabeza de ave, Quebsenuf, en cuyo vaso se depositaban los intestinos; otra con cabeza de mono del tipo cinocéfalo, Hapi, en cuyo vaso se depositaban los pulmones; y otra con cabeza humana, Amset, en cuyo vaso se depositaba el hígado.  Esta última, a finales del Imperio Nuevo, solía representar la cabeza del difunto, o quizás también otra diferente, como en el presente caso de la princesa Merit-Aton.

La pieza suscita cierto sabor artesanal, denotando un maduro refinamiento en la contraposición de lisas y labradas superficies, y en el elegante aprovechamiento del rostro, sobriamente caracterizado.

© Taller HORUS