El ibis, ave posiblemente originaria del delta del Nilo, la más
sagrada entre todas las aves, debía tener la cabeza y el cuello sin
plumas de color negro, las patas debían ser grises con matices azulados
y el cuerpo blanco con plumas de color negro azulado que recaían sobre
las alas. Cuando en vida era consagrada al dios Thot, una vez muerta, se
la momificaba y enterraba luego en cántaros de barro.
En Sakara existe una necrópolis de ibis. En Hermópolis Magna, la
que fue capital del Alto Egipto (Dinastía II) y de que era deidad
principal Thot, existía un templo dedicado a este dios; en 1931 se
pusieron al descubierto algunos elementos del templo y también
aparecieron unas galerías subterráneas destinadas a las sepulturas de
los ibis y cinocéfalos, así como un estanque destinado a la crianza de
los ibis.
Al dios Thot se le representó como cinocéfalo (mono babuino con
cabeza de perro) y más frecuentemente en forma de ibis. Así pues, el
ibis es una de las representaciones de Thot, el dios lunar que separa al
Sol diurno del nocturno.
Si hay un dios plural y fiel amigo de los hombres ese es Thot, es el
increado que existe en el cosmos, la sabiduría, el inspirador de la
cronología, inventor del arte de escribir y escritor él mismo,
protector de los escribas, fundador de la Astronomía y de todas las
ocupaciones intelectuales. En el mito de Osiris es él quien preside el
peso del corazón del difunto y quien registra el resultado,
convirtiéndose en juez de los destinos y mano derecha de la justicia.
Thot, al que los griegos llamaron Hermes, se convertirá en Trimegisto,
es decir, tres veces grande.
La pieza original, espléndida reproducción en bronce y madera de un
ibis, fue descubierta en Tunah el-Gebel (cerca de Hermópolis) y
pertenece a la época tardía saíta o principios de la época
ptolemaica. |