Horus

protegiendo a

Nectanebo II

 

 

Egipto. XXX Dinastía.

Hacia 380-342 a.C.

Museo del Louvre. París.

 

Alto: ?, ancho: ?, prof.: ?

 

 

Bronce-Mármol

1095 €

 

Metropolitan Museum

Al poco tiempo de tomar el poder, Nectanebo II se enfrentó con una revuelta iniciada posiblemente por algún miembro de la XXIX Dinastía. Los rebeldes estuvieron a punto de acabar con la vida de Nectanebo pero finalmente pudo sofocar la revuelta. Desde ese momento se interesó por la organización del reino, recuperando la labor constructiva de reinados anteriores. En el año 351 a. C. Nectanebo se enfrenta por primera vez con el rey persa Artajerjes III, obsesionado con la recuperación de Egipto para su reino. Gracias al apoyo de espartanos y atenienses, Nectanebo obtiene la victoria. Artajerjes vuelve a la ofensiva, reuniendo un ejército formado por más de 300.000 soldados y 300 barcos; llega al Delta y toma Menfis, convirtiéndose en el nuevo dueño del Bajo Egipto. Por segunda vez los persas dominaban el país, pero Nectanebo resistió en el Alto Egipto.

Desde las más antiguas dinastías, el faraón era considerado en Egipto una representación terrenal del dios Horus. El faraón gobernaba como un Horus viviente, y el dios era su protector. Esta relación entre faraón y dios se pone de manifiesto en la estatuaria, como es el caso de la pieza que aquí presentamos. Horus está representado en forma de halcón, a un tamaño muy superior a Nectanebo, diferenciándose de esta forma los estados divino y humano. La protección del faraón se simboliza mediante su colocación entre las enormes patas del halcón.


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