Esta representación del gran soberano de Egipto muestra al rey
siendo niño, con el torso desnudo, la trenza cayéndole por un lado de
la cabeza afeitada, que es el ornamento típico de los príncipes
jóvenes. También lleva un pesado pendiente en la oreja que al
parecer se abandonaba en la pubertad y, finalmente, el dedo en la boca
imitando la actitud del joven dios Horus.
Ante el personaje, el nombre de coronación de Ramsés II muestra
claramente que se trata del soberano ya entronizado. Cabría
preguntarse si no estamos en presencia de un nuevo ejemplo sobre el cual
apoyarse para reforzar las declaraciones del rey quien, en varias
ocasiones, afirmó que su padre Seti I le hizo reinar a su lado desde la
más tierna infancia.
En el reverso se representa al dios Ptah en una ligera naos, con la
abertura practicada a la altura de los ojos. Es el aspecto de la
divinidad simbolizando la renovación de la Naturaleza que impulsa toda
savia nueva y elimina lo viejo. Es llamado Señor del
equilibrio cósmico (que es también la Verdad) y Soberano de las
Dos Tierras (Egipto). Este dios de Menfis recibe la
veneración de un visir de Ramsés (quizás Pasar) cuya cabeza y nombre
han desaparecido, pero del cual se puede apreciar el atuendo
característico: el hierático traje de su función. |