Escriba del

Louvre

 

 

 

Egipto. Sakkara

Imperio Antiguo. Dinastía V

Calcárea pintada.

Museo del Louvre. París

 

Alto: 30, ancho: 25, prof.: 20

 

 

Calcárea

595 €

 

Formados en las Casas de Vida construidas cerca de los templos, los escribas laicos o clérigos, formaban parte de la misma fraterni­dad protegida por el dios Thot. Para escribir, usaban superficies de marfil, piedra, omóplatos de animales, tablas de madera, cuero, lino, pedazos de alfarería rota (los ostraka), papiros y el pergamino.  Estos tres últimos materiales fueron los más empleados, y principalmente el papiro, planta cuyas hojas, de 20 a 40 cm. de anchura, proporcionaban una superficie de excelente calidad y resistencia.

La célebre estatua que aquí presentamos, cuyo original tiene una altura de 53 cm, nos muestra a un escriba egipcio, y forma parte de los materiales de Sakkara recogidos a mediados del siglo XIX por el arqueólogo Auguste Mariette para enriquecer la colección del Louvre. Se sabe que se llamaba Kai, hijo de Hamset, y existe otra escultura, en el mismo museo, en la cual no aparece ejerciendo como escriba, sino sentado en un trono, probablemente formando parte de algún tribunal, o concediendo alguna audiencia.

Por su rígida frontalidad, por la expresión de su rostro, y quizás también por el vivo colorido de la pintura que aún conserva, siempre sorprendió la gran personalidad que denota este alto funcionario, llamado generalmente el Escriba del Louvre, o el Escriba Sentado. Vestido con un faldellín, está sentado con sus piernas cruzadas, en la posición normal para escribir; con su mano izquierda sostiene un rollo de papiro parcialmente desenrollado, y la posición de su mano derecha nos permite suponer que llevaría en ella un cálamo, o pluma para escribir. Los ojos son de ébano, con las pupilas de cristal insertadas en una cápsula de cobre; el efecto logrado es tan realista, que parece que su mirada te persiga por toda la habitación.

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