Posiblemente porque sus orígenes como cinocéfalo sagrado (mono
babuino con cabeza de perro) se pierden en la noche de la prehistoria,
Thot acabó siendo elevado a la jefatura de las ocho deidades de
Hermópolis. Numerosas figurillas de loza de color verde malaquita que
representan a Thot como cinocéfalo, halladas en Abydos, Hierakómpolis
y otros lugares, pueden fecharse en los períodos pre y protohistórico.
En Hermópolis Magna, la que fue capital del Alto Egipto en la
Dinastía II y de la que era deidad principal Thot, existía un templo
dedicado a este dios. En el año 1931 se pusieron al descubierto algunos
elementos del templo; también aparecieron unas galerías subterráneas
destinadas a las sepulturas de los ibis y los cinocéfalos.
Si hay un dios que aparece como el amigo fiel de los hombres ese es
Thot, es el increado que existe en el Cosmos, la sabiduría, la medida
de toda cosa. Es a la vez el escriba que toma nota de todas las cosas,
la mano derecha de la justicia y el que, con el torno del alfarero,
modelará al hombre.
Thot, al que los griegos llamaron Hermes, es el dios Luna. Inspirador
de la cronología, mide el tiempo, divide los años, los meses y los
días, tanto los del cosmos como los de la humanidad, fija la duración
de la existencia y dirige el destino. Hermes se convertirá en
Trimegisto, es decir, el tres veces grande.
En esta obra de arte, el cinocéfalo aparece sosteniendo un Oudjad,
el «Ojo de Horus», el «Ojo de la Luz», que permite ver en las
tinieblas. Es la sabiduría del alma que nos permite aprender y, por lo
tanto, recordar. Este ojo luminoso guía las barcas de los dioses en las
aguas del espacio. Simboliza, con su lágrima, el sacrificio de la
divinidad para dar nacimiento al Universo y, con la varilla espiral, el
sendero de la iniciación por donde el candidato sube hasta el mundo de
la luz. |