Ptah, viejo Dios del Fuego, es el creador por el pensamiento, siendo
declarado su culto el más antiguo de Egipto. Representa el Fuego
oscuro, el que engendra en el seno de la tierra y forja los metales.
Ptah aparece como Osiris, momificado, porque para animar la creación no
tiene necesidad de movimiento; su espíritu recorre los espacios con la
velocidad del relámpago.
Es llamado «el primero de los dioses», «el creador de los dioses y
del mundo». Por medio de su boca llegan a existir los dioses. Es
también «el divino artista», al que los griegos compararon con
Hefaístos, y su sumo sacerdote tenía el título de «maestro de
artesanos».
Su esposa tiene cara de leona, Sekhmet, diosa de la guerra, que
representa la Voluntad y la Fuerza del alma. De la unión de Ptah y
Sekhmet nacerá Nefertum, dios con la cabeza cubierta por una flor de
loto, y eternamente joven (el “Afrodita de Oro” de los griegos).
La ciudad de Menphis rendía especial adoración al dios Ptah, como
protector de los artesanos y los artistas, aquellos que necesitan de una
inspiración solar (en cuanto a luz y calor) para poder plasmar obras en
el mundo.
En esta pieza Ptah lleva un bonete o casco liso y ajustado sobre la
cabeza, porta el cetro Uas, o bastón de Anubis (que simboliza la
capacidad de ver en lo “invisible”, para nosotros “obscuridad”),
y está momificado (u osirificado). |