Amón en los primeros tiempos fue venerado únicamente en Tebas,
capital del Imperio egipcio desde la Dinastía XI hasta la XXI.
Ahora bien, en el Imperio Antiguo, cuando Tebas no era más que una
pequeña ciudad de la provincia de Armant, apenas es mencionado. Con la
Dinastía XI, fundadora del primer Imperio tebano, el santuario de Amón
se convierte en templo dinástico. Su culto reemplaza al de Montu
como patrón de la provincia y de este modo se convierte en dios
principal de todo Egipto; a partir de entonces el faraón legitimará su
poder al considerarse hijo de Amón-Ra. Durante el Imperio Medio, cuando
Tebas es la capital de Egipto, este culto alcanzará todo su esplendor.
Amón, el oculto, el Dios del Misterio, es el soplo invisible
que anima la Creación. Señor de la Existencia, Iluminador de la
Tierra, presidía en las fiestas reales que se celebraban en Luxor los
Misterios del nacimiento divino. Oh, Amón, todos los corazones se
ablandan contemplándote, Señor de la Tierra: ¡Salud y fuerza!
Adoramos tu Espíritu, el único que nos ha hecho.
Se le representa generalmente como el carnero de cuernos
replegados. En su aspecto fecundante se le llama a veces Min,
anagrama de Imn, que significa «el oculto». Un himno muy antiguo lo
llama Ammén Ra y lo proclama Señor de los tronos de la
Tierra... Señor de la Verdad, Padre de los Dioses y Creador del Hombre.
Encontraremos otra vez la consonancia «amén» en el saludo sagrado
del cristianismo que, quizás, no es más que una reminiscencia de este
Dios del Misterio.
Esta pieza está constituida por una cabeza de carnero sobre un
pedestal. Lleva el tocado de ceremonia rayado, el nemes, así
como una barba postiza, símbolos que nos indican que se trata de un
Dios, y no de un animal cualquiera. Se puede apreciar un orificio en la
parte superior, entre los cuernos, en el que probablemente se insertaba
un disco solar, hoy desaparecido. En el pedestal, la parte frontal
representaba al faraón en su trono, recibiendo la ofrenda del loto y
del pan blanco.El cartucho de la derecha lo identifica como Amenophis I,
y los emblemas que porta son el cayado y la llave de la vida. En
la cabeza ciñe la corona azul de la guerra. |