Amón Ra

(Representado como carnero)

 

 

Egipto.

Dinastía XVIII. Hacia 1557-1530 a.C.

Museo Alemán de Berlín del Este.

 

Alto: 16, ancho: 8, prof.: 9

 

 

Basalto

125 €

 

 

Bronce

150 €

 

Amón en los primeros tiempos fue venerado únicamente en Tebas, capital del Imperio egipcio desde la Dinastía XI hasta la XXI.  Ahora bien, en el Imperio Antiguo, cuando Tebas no era más que una pequeña ciudad de la provincia de Armant, apenas es mencionado. Con la Dinastía XI, fundadora del primer Imperio tebano, el santuario de Amón se convierte en templo dinástico.  Su culto reemplaza al de Montu como patrón de la provincia y de este modo se convierte en dios principal de todo Egipto; a partir de entonces el faraón legitimará su poder al considerarse hijo de Amón-Ra. Durante el Imperio Medio, cuando Tebas es la capital de Egipto, este culto alcanzará todo su esplendor.

Amón, el oculto, el Dios del Misterio, es el soplo invisible que anima la Creación. Señor de la Existencia, Iluminador de la Tierra, presidía en las fiestas reales que se celebraban en Luxor los Misterios del nacimiento divino. Oh, Amón, todos los corazones se ablandan contemplándote, Señor de la Tierra: ¡Salud y fuerza! Adoramos tu Espíritu, el único que nos ha hecho.

Se le representa generalmente como el carnero de cuernos replegados.  En su aspecto fecundante se le llama a veces Min, anagrama de Imn, que significa «el oculto». Un himno muy antiguo lo llama Ammén Ra y lo proclama Señor de los tronos de la Tierra... Señor de la Verdad, Padre de los Dioses y Creador del Hombre.

Encontraremos otra vez la consonancia «amén» en el saludo sagrado del cristianismo que, quizás, no es más que una reminiscencia de este Dios del Misterio.

Esta pieza está constituida por una cabeza de carnero sobre un pedestal. Lleva el tocado de ceremonia rayado, el nemes, así como una barba postiza, símbolos que nos indican que se trata de un Dios, y no de un animal cualquiera. Se puede apreciar un orificio en la parte superior, entre los cuernos, en el que probablemente se insertaba un disco solar, hoy desaparecido. En el pedestal, la parte frontal representaba al faraón en su trono, recibiendo la ofrenda del loto y del pan blanco.El cartucho de la derecha lo identifica como Amenophis I, y los emblemas que porta son el cayado y la llave de la vida.  En la cabeza ciñe la corona azul de la guerra.

© Taller HORUS