Amenofis III “El Magnífico” reinó entre 1408 y 1380 a.C.,
siendo su reinado el período de mayor esplendor de la Dinastía XVIII.
Era hijo de Tutmés IV, y se llamaba como su abuelo, Amenofis, nombre
que es la traducción griega de Amón Hotep, que quiere decir
«el consuelo, la paz de Amón».
Hizo construir en Luxor un templo cuya armoniosa elegancia aún puede
ser admirada. Y no podría enumerarse toda la actividad arquitectónica
de este faraón, que fue ejercida desde el Delta hasta los confines del
Sudán. En esta época Egipto produjo artistas incomparables en todos
los campos del arte, y si se juzgara el reinado de Amenofis III sólo a
través de las obras de arte que nos ha dejado, podría pensarse en
considerarle uno de los más grandes de la historia de Egipto.
Amenofis III no gustó nunca de la guerra. En su juventud se había
batido en Nubia, donde habían estallado revueltas sin importancia.
Esta gloria militar debió haberle bastado, ya que nunca más manifestó
intenciones belicosas. Durante algún tiempo aún se dedicó a la caza
de fieras y emitía anualmente una serie de escarabajos para celebrar
sus cuadros de caza. Luego, a partir del décimo año de su reinado, no
emitió más escarabajos, lo que hace suponer que hasta la caza se
había convertido para él en un ejercicio demasiado violento.
En esta bella pieza vemos al faraón Amenofis III con el casco azul o
Kheperesh, portando la cobra erguida Oreus -símbolo de la
atención continua- sobre la frente, y mostrando una expresión
incierta, quizás una leve y serena sonrisa. |