Entre los objetos utilitarios producidos en Japón en el curso de los
siglos, los netsukes, o broches, figuran entre las producciones
artesanales más curiosas, y a veces constituyen obras maestras de la
artesanía japonesa. Miden de cuatro a seis centímetros y están hechos
de distintos materiales, como madera, asta, laca, ámbar o marfil.
Los netsukes tuvieron originariamente la función de botones o
broches para los trajes tradicionales que vestían los hombres; puesto
que no llevaban faltriqueras ni bolsillos, los japoneses se ataban a la
cintura, con un cordón, bolsas y estuches, los "inro",
que constituían lo que un hombre lleva normalmente en el bolsillo; el
netsuke servía para cerrar en la cintura este cordoncito, sirviendo
además de contrapeso.
Posiblemente ya en la época de Na-Ra y Kamakura (siglos XIII-XIV)
existían los netsukes como objetos de uso habitual, pero mientras
rigieron los refinados Ashikaga (siglos XIV-XV), escultores y lacadores
transformaron a los simples broches en joyas, decorándolos o
esculpiéndolos admirablemente.
Los temas esculpidos estaban constituidos a menudo por animales, como
la tortuga (símbolo de longevidad), el perro acurrucado (símbolo de
fidelidad), la liebre (símbolo de la ligereza y la diligencia en los
servicios), el caballo, la rata, un gorrión, una carpa, etc.,
representados con notable realismo. Otros representan figuras
humanas: Monjes, guerreros, damas, etc.; y en algunos casos también
elementos simbólicos, como el huevo abriéndose, que representa el
germen de la generación, el misterio de la vida. |