Fotografia de la Pieza  

Dragón

chino

 

 

Dinastía Han tardía.

Siglos III a.C. - III d.C.

 

Alto: 21, ancho: 21, prof.: 8

 

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El dragón es un animal fabuloso, figura simbólica universal, que se encuentra en la mayoría de los pueblos del mundo, tanto en las culturas primitivas y orientales como en las clásicas. Un examen morfológico de los dragones legendarios nos autoriza a ver en ellos una combinación de distintos elementos, tomados de animales especialmente agresivos y peligrosos: serpientes, cocodrilos, leones, y también animales prehistóricos. Así pues, el dragón es “lo animal” por excelencia, el enemigo primordial con el que se librará el “gran combate”, la “gran prueba”, en la que podemos ver representados a Perseo, Sigfrido, San Jorge, San Miguel Arcángel, etc.

Sin embargo, el simbolismo del dragón encierra multitud de significados. Así por ejemplo, Plinio, Galiano, y Pascal (De Coronis, IX) atribuyen a los dragones las propiedades de fuerza y vigilancia; su vista es agudísima, y por ello, aparte de su sentido terrorífico, son los «guardianes de los templos y tesoros».

Posiblemente, China es el lugar donde el dragón ha alcanzado una mayor difusión y transfiguración incluso. Es el emblema del poder imperial. Mientras el emperador usa el dragón de cinco garras en sus ornamentos, los oficiales de la corte sólo pueden usar el de cuatro garras. Según Diel, el dragón genérico chino simboliza la perversión sublimada y superada, pues, implícitamente, se trata de un «dragón domado», como el que obedece a San Jorge después de haber sido derrotado por el santo.

También es frecuente en los textos chinos arcaicos la asociación dragón-rayo-lluvia-fecundidad, por lo que este animal fabuloso es el elemento de relación entre las aguas superiores y la tierra. «La tierra se une al dragón» significa que llueve. Sin embargo, no se puede generalizar en la mitología china, pues hay dragones subterráneos, aéreos y acuáticos. Desempeña, pues, un importante papel de intermediario entre las potencias cósmicas, entre las fuerzas distribuidas según los tres estadios esenciales: alto (espíritu), medio (vida y manifestación), y bajo (fuerzas inferiores y telúricas).

La escultura china durante el período Han -período al que pertenece la pieza que nos ocupa- se caracteriza por la abundancia en representaciones artísticas de animales. Así, en relieves funerarios, esculturas y pinturas, vemos al cuervo solar, a la liebre lunar preparando el «elixir de la inmortalidad» taoísta, al zorro mágico con nueve colas, genios alados, pájaros con cabeza humana..., y, por supuesto, al dragón. Con frecuencia aparecen también los símbolos clásicos de los cuatro puntos cardinales: el Tigre Blanco del Oeste, el Dragón Azul del Este, el Pájaro Rojo del Sur, y el Guerrero Negro del Norte, representado por una tortuga derribando al dragón. La esbeltez de las formas; una elegancia un tanto nerviosa, con movimientos enérgicos, y una tendencia al alargamiento, caracterizan el arte de la época. Buena muestra de ello es el dragón que aquí presentamos, claro exponente del arte chino de los Han.

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