Fotografia de la Pieza  

Quetzalcoatl

(colgante)

 

 

 

Ciudad de Tula (Hidalgo), Méjico.

Siglos XI a XIII d.C.

 

Alto: ?, ancho: ?, prof.: ?

 

Zirconio

Bronce

9 €

 

 

Esta pequeña pieza usada como colgante por los toltecas representa a Quetzalcoatl, la serpiente emplumada, según se traduce del  idioma nahuatl: quetzal, ave, y coatl serpiente.  Considerado por los pueblos mesoamericanos como el hombre convertido en dios, Quetzalcoatl y la imagen de la serpiente emplumada tuvieron en la mayor parte de las culturas precolombinas una fuerza de evocación semejante a la de Jesús y el crucifijo en la cristiandad.

Según se cuenta en la mitología americana, Quetzalcoatl fue un rey de una pureza absoluta hasta el día en que cediendo a las presiones de malos consejeros se embriagó y realizó el acto carnal con la bella Quetzalpetatl; trastornado por lo que él consideraba el más horrible de los pecados (la perpetuación de la vida terrestre), se aplicó un castigo ejemplar: abandonó su reino bien amado y se arrojó al fuego; cuando su cuerpo se hubo quemado, su corazón se elevó hacia el cielo donde se transformó en el planeta Venus.

Quetzalcoatl representa la «guerra florida», que quería decir para los toltecas «hacer florecer el corazón»; es decir, una lucha interior por la conquista del propio Yo; una guerra entre el espíritu o el Cielo, simbolizado por las plumas del ave quetzal, y la materia o la Tierra, simbolizada por la serpiente. Quetzalcoatl pone de manifiesto esta dualidad en la naturaleza humana.

Asociado al planeta Venus, cuentan las tradiciones americanas que Quetzalcoatl descendió de este planeta, considerado el "hermano mayor" de la Tierra, para enseñar a los hombres, siendo por ello los toltecas grandes dominadores del arte y la ciencia (tolteca significa «maestro artesano»).

En este colgante se refleja ese descenso, pudiendo observarse en la parte superior la cola de plumas de quetzal; a ambos lados de la cola los pies y las piernas recogidas, como "nadando" hacia abajo, y en el centro el cuerpo estilizado. En la parte interior de la pieza vemos un rostro humano portando un penacho de plumas.

© Taller HORUS