Según es generalmente admitido, la civilización maya abarcó el
territorio de la Península del Yucatán, Guatemala, y parte de Honduras
y El Salvador. El período de tiempo en que se desarrolló suele
dividirse en tres grandes etapas: Período Preclásico, con un origen
desconocido pero que se sitúa en varios miles de años antes de nuestra
era, según se cree, llegando hasta el siglo III d.C.; Período
Clásico, desde el siglo III al X; y Período Postclásico, desde el
siglo X hasta la conquista.
Este relieve pertenece al Período Clásico, como se deduce por el
estilo de su composición -semejante al de la Gran Tumba de Palenque-, y
porque respeta las proporciones del cuerpo humano. Representa a un
guerrero en posición erguida sosteniendo en sus manos un pequeño
animal, que posiblemente está ofreciendo como sacrificio a alguna
divinidad. Lleva casco y penacho, un medallón con una máscara en el
pecho, faldín con cinturón, brazaletes y tobilleras, y por delante y
detrás colgantes ornamentales que incluyen diversos elementos
simbólicos.
El perfil de su rostro es el característico de los mayas: frente
hundida por deformación craneal, ojos en forma de almendra, nariz
alargada, y mentón ligeramente recogido. |