El descubrimiento de las ruinas arqueológicas de Palenque en el año
1773 mostró la belleza de los edificios, identificados con el paisaje,
y decorados con estelas y esculturas principalmente realizadas en
estuco.
Esta estela podría pertenecer al período TEPEHUH (vencedor),
hacia el 650-1000 d.C., ya que se caracteriza por la riqueza y el
refinamiento en la decoración. El arte maya, en general, respeta las
proporciones anatómicas del hombre, como se observa en la figura de
este sacerdote-guerrero que se encuentra en el momento previo a entrar
en combate. La vestimenta y ornamentación nos indican que se
trata de un personaje de elevada categoría espiritual; es un guerrero
pero también es sacerdote, ya que el pendiente que lleva no es el
característico de los guerreros, lo encontramos en otras estelas en
personajes que ofician como sacerdotes. Su larga cabellera recogida, a
modo de tocado, forma parte de la indumentaria.
El personaje de esta estela reúne en su gesto y expresión las
cualidades del guerrero; su pecho desnudo expresa el valor y la
potencia, el rostro en oración la mística que guiará sus acciones, y
en un acto de viril sumisión ante lo Divino, hinca sus rodillas en la
tierra, en medio del largo estandarte que le rodea y que sostiene con su
mano derecha, pues ambos se ponen al servicio del Dios. Elevando
su brazo izquierdo, del que pende el manto, pone ante sus ojos la
tablilla de las oraciones, que preside la obra, como el elemento más
importante, y al ser contemplada hace surgir de sus labios emocionados
la Invocación. |